
Si juegas rugby y nunca te has llevado un buen porrazo, puede que estés llamando rugby a otro deporte… Si estás pensando en apuntarte, olvida el comentario anterior y aparca el miedo: es un deporte que disfrutarás desde el primer momento. Tanto que hasta puede que casi te olvides de los golpes que te puedas llevar. Sólo hay algo que debes saber: la única protección obligatoria exigida, al menos en España, es el protector bucal.
Su función es la de prevenir lesiones en los dientes, huesos y partes blandas de la boca. Además, un protector bucal adecuado también amortigua impactos que se transmiten a la base del cráneo llegando desde la mandíbula. Estos golpes son muy peligrosos, dado que pueden ser el origen, también, de algunos casos de conmoción cerebral.
Pero la presencia de un protector aleja la mandíbula de la base del cráneo, lo que disminuye el riesgo.
Aunque no todos los protectores bucales cumplen sus funciones de igual manera.
1- Algunos son más efectivos que otros
Según los expertos, el protector bucal más acertado es aquel que se hace a medida por un dentista. Ésto se debe a que, al encajar perfectamente en la boca del deportista no dejan espacios sin proteger. Aunque ésta opción a veces es bastante costosa.
Si hiciéramos un ranking de eficiencia, en el extremo opuesto están los denominados de “Stock”. Son protectores bucales estándar, con medidas universales que puedes adquirir en grandes superficies de deportes o en farmacias. No son nada recomendables ya que no se adaptan a la boca y generalmente se caen y causan dolor e irritación.
Los más utilizados, tanto por su eficiencia como por sus precios, son los protectores “termo-moldeables”. Éstos requieren una primera prueba luego de calentarlos en agua hirviendo. Así se consigue ajustarlos a la boca de cada deportista, consiguiendo un ajuste lo más cercano a los costosos protectores a medida hechos por dentistas.
2- ¿Qué requisitos debe reunir?
Un estudio publicado en la revista British Journal of Sports Medicine indica que los que mejor amortiguan los impactos son aquellos confeccionados en acetato vinílico etileno (EVA, según sus siglas en inglés), con un espesor de 4 milímetros, y con una pequeña cámara de aire en los dientes delanteros.
3- ¿Y en el caso de los niños?
Hay que tener en cuenta que, entre los 6 y los 16 años, hay que ir cambiándolo todos los años, de manera que se adapte al desarrollo de la dentadura.
Y en el caso de quienes lleven ortodoncia sólo hay que adaptarlos a los brackets. Ésto vale para niños y adultos. Si el jugador está bajo tratamiento del maxilar inferior, deberá usar protector en ambos maxilares y no sólo en el de arriba.
4- ¿Cómo limpiarlo?
Uno de los aspectos más importantes para la buena conservación y duración del protector bucal es su correcta limpieza. Dicha higiene es fundamental para prevenir la proliferación de bacterias u hongos en el entorno de la boca.
Por lo tanto, presta atención a nuestros consejos:
- Después de cada uso: lávalo enérgicamente con agua fría y espera a que se seque por completo antes de volver a guardarlo.
- Semanalmente: lávalo con un cepillo con jabón neutro, enjuague bucal sin alcohol o pasta de dientes. Puedes usar un cepillo de dientes o los que existen para limpiar prótesis dentales.
- Regularmente: puedes utilizar también pastillas limpiadoras de las que se venden para las prótesis dentales. En ése caso puedes dejarlo toda la noche sumergido en agua para que la pastilla actúe.
5- ¿Cómo guardarlo?
Para guardarlo y transportarlo existen recipientes que se utilizan también para los “aparatos” de ortodoncia. Éstos, tienen perforaciones para evitar la humedad y así prevenir que proliferen bacterias u hongos.
También deberás tener cuidado al guardarlo en el recipiente: que no se doble el protector. Cuida además que no quede expuesto a altas temperaturas ni a la luz directa del sol o fuentes de calor. Ésto ayudará a que no se deforme.
PD: si tu protector bucal está pidiendo un cambio, consulta nuestro TOP 10 en protectores bucales. Te mostramos cuáles son los mejor valorados por los clientes.