
A partir de éste post, comenzamos una serie de artículos relacionados al “entrenamiento invisible”. Consiste en atender a conciencia a ciertos aspectos vitales en la vida del deportista. Éstos son los hábitos de vida saludable que pueden ser “entrenables” y que constituyen un pilar fundamental del óptimo rendimiento deportivo. Estamos hablando de hidratación, alimentación y descanso. Pues bien, hoy toca centrarnos en el primero de ellos:
La Hidratación
¿Sabías que cuando aparece la sed ya estamos deshidratados? Es importante tomar éste dato como una máxima ineludible, y no dejar la hidratación solamente para el entrenamiento o los partidos. De hecho, es mucho más normal de lo deseable, que los jugadores lleguen a los partidos ya deshidratados.
Lo peligroso de éste estado de deshidratación, aunque sea leve, es que provoca entre otras cosas: dolor de cabeza, cansancio o fatiga, disminución de la coordinación, menor concentración, aumento de la temperatura corporal, disminución del rendimiento, mayor sensación de esfuerzo y menor resistencia y fuerza a la vez que aumenta considerablemente el riesgo de lesiones.
Por supuesto que nada de ésto es bueno ni para el rugbier ni para cualquier deportista, verdad? pero es que concretamente en un partido de rugby, se pueden perder hasta 1,5 l de líquido por hora.
Entonces te estarás preguntando ¿cómo podemos entrenar una mejor hidratación?
Recuerda: las estrategias de hidratación son fácilmente entrenables, solo se trata de ser conscientes de su importancia y ponernos a ello.
Durante el partido o entrenamiento
Los especialistas señalan que lo ideal es beber cada 10 o 15 minutos durante los partidos o entrenamientos intensos, aprovechando todas las interrupciones para hidratarse. Además, se deben combinar agua y bebidas deportivas que a su vez ayudarán a recuperar sales minerales.
Truco para después del partido o entreno
Un buen truco que utilizan los jugadores de primera división es el siguiente: conocer o estimar la tasa de deshidratación. ¿Que cómo se hace? Es muy simple:
Deberás pesarte antes y después del entrenamiento o partido (con poca ropa y el sudor seco). Luego restar al peso inicial el peso final. Así podrás estimar el porcentaje de deshidratación.
Por ejemplo:
Peso inicial= 90kg/ Peso final= 88kg – Diferencia= 2kg
Entonces, si 90kg= 100%; 2 Kg= 2,2%
ATENCIÓN= valores superiores al 2 % revelan DESHIDRATACIÓN
Para recuperarte deberás beber, en las 2 horas siguientes, un 150% del peso perdido.

Es decir:
Si has perdido 500gr, deberás beber 750cc, Si has perdido 2kg, deberás beber 3 litros.
Y no olvides la medida más importante: para el próximo partido o entreno, deberás planificar mejor tu estrategia de hidratación.